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jueves, 18 de noviembre de 2010

Qué bonito sería volver a ser niño...


Qué bonito sería volver a ser niño! Todo te lo dan hecho, cada pequeña cosa que ves: una mariposa, una mariquita, un bote nuevo de plastilina, un rayo de sol....es un motivo de alegría que hace que tu día sea perfecto.
En la infancia llegan los primeros amores, ese niño que te vuelve loca y que hace que le escribas cartas de amor con un sol dibujado que pone simplemente: "Te quiero." todo es muy bonito, vas de la mano con él, te sientas a su lado en clase, haceis figuritas de plastilina juntos y siempre te regala ese cromo que tanto le gusta de fútbol, o ese tazo de pokemos que tanto le costó ganar.
Cuando llueve, te pones a jugar sin importarte que se te moje el flequillo y que se te rice, o que se te corra el rimel... Vas saltando en los charcos con las botas nuevas especiales para la lluvia que te compró tu mamá, pero la diversión se acaba cuando te dicen: "No hagas eso que te vas a resfriar" y lo único que se te ocurre pensar es que los adultos son muy raros, ¿Por qué se preocupan antes de que estés enferma a que te lo pases bien? No lo entiendes, pero tienes que obedecer o si no te prohibirán ver tu serie de dibujos favorita cuando llegues a casa y te den esa merienda tan rica en un trozo de chocolate y un yogurt de tu sabor favorito, y eres feliz así... comiendo tu merienda favorita mientras ves los dibujos que hacen que te rías sin parar, pensado en lo feliz que eres.
Ir al colegio es la mayor aventura del mundo, estás impaciente esperando a que llegue la profesora para que aprendas algo nuevo y especial. Tu profesora es la mejor del mundo, y cada día le haces un dibujo nuevo esperando que lo cuelgue en el corcho de la clase para que todo el mundo lo vea y para que te regale un besito en la mejilla, ¡para qué negarlo! Quieres a tu profesora más que a nadie en este mundo (sin contar a papá y a mamá, que son para ti como superhéroes). En clase estás todo el rato jugando con tus mejores amigos, con esos que aún no sabes que serán para tí los mejores del mundo y que nunca podrás olvidar. Llevas juguetes a clase y los compartes con todo el mundo, aunque luego te enfades porque esa niña te lo quitó y no te lo devuelve.
¡Aish! ¡Qué felicidad es ser niño pequeño! Ojalá todo fuera tan simple como aquellos días, viviendo sin preocupaciones, disfrutando de cada cosa, siendo felices por cualquier cosa...






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